12.30.2008

Amapola


Hay dos factores imprescindibles y volubles en la vida de cada individuo. En primer lugar, el tiempo, en segundo lugar, las circunstancias únicas e irrepetibles que nos atañan a cada uno.

A veces pienso que mis circunstancias no me acompañan, otras que simplemente soy una persona de naturaleza caprichosa y otras en las que creo ser realmente consciente de que no es capricho sino ambición. O eso me gusta pensar.


El tiempo, como variable dependiente, es la responsable en gran medida de todas nuestras desgracias y dichas. Él nos consume y no espera, es puntual, sin excepción conocida. Pero lo bonito se habrá evaporizado mañana, siendo viejo y vulnerable después. Todo esto es algo sabido y resabido por todos, se trata de una evidencia tangible. Pero no nos olvidemos de que lo que se aprendió o comprendió por el camino también tiende a ser degenerado; hoy sé, mañana creo, tergiverso y por consiguiente distorsiono para –posiblemente- terminar interiorizando un extracto de mi propia cosecha, qué maravilla. Claro que lo sistematizado se archiva, se tira la llave y con eso muchos se conforman.


12.19.2008

Hogar, dulce...¿dulce?

Como el turrón de Suchard yo he vuelto a mi hogar. Echaba de menos la casa, tan grande y acogedora como es a la vez. Añoraba sobre todo mi cuarto, espléndido y hermoso, decorado con plantas, bambúes, potos, hiedras y palmeras, colgando caóticamente de la pared que queda enfrente de la cama. La verdad es que adoro mi pequeña selva tropical.

Pero… no todo es paz, una tiene padres, hermano y primos. La verdad es que no recordaba echar en falta las histerias de mi madre, ni su obsesión con la limpieza y el orden (don con el que yo no nací desgraciadamente), ni sus voces, ni la peste a tabaco que acompaña a mi padre, ni tampoco las tempestuosas y enfermizas ganas de incordiar que comparten mi primo y mi hermano.

¡¿SWEET?!



Si fusionamos todo esto con un White Christmas de fondo, el turrón y los bombones acechándome colocados estratégicamente y de forma meticulosa (mamá) en platos de cristal repartidos por toda la casa. La frase “hogar, dulce hogar” puede llegar a convertirse en una amarga ironía ¬¬






PSDT: Admito que la canción me encanta. Aquí la dejo: