A veces pienso que igual el fallo está en confiar en ese flujo de intimidad y mutualidad que promete ser duradero en el tiempo. O igual el fallo está en confiar, confiar en que tus temores, miedos, alegrías, pasiones y secretos más preciados pueden ser compartidos y guardados herméticamente bajo una misma magnitud sentimental. Y desafortunadamente, muchas de esas cápsulas, hasta entonces idilicamente compactas, acaban rompiéndose, partiéndose, deshaciéndose, y paradójicamente incluso en el mejor de los casos, desvaneciéndose sin más. Lo que yo llamo efervescencia emocional ahogada en un vaso de agua. Por todo esto es por lo que me he convertido en una
cat lover. ¿Visión felina en un mundo canino? No lo sé con exactitud. El caso es que parece que en algún momento de la historia hemos pasado de pasear con nuestros perros a caminar entre lobos.
Un Café Latte y un Capuccino Moka... o algo así era. "It was go-od" ;-)