Que una persona nos omita información totalmente irrelevante para nosotros, no sólo es la cosa más natural del mundo, sino que además, es algo a agradecer. Sin embargo... ¿Qué pasa cuando alguien nos omite una información a consciencia? Soy de las que tienden a pensar, que si alguien nos cuenta una verdad a medias es una mentira absoluta, y si no tenemos ni la mitad de una verdad... pues apaga y vámonos. Así que para mí: omisión consciente = mentira, o en su defecto, quizá la omisión pueda declararse como la versión más cobarde de la mentira.
Si alguien nos oculta información es porque probablemente algo se teme. Pero lo cierto es que existe una versión irónica de es@s mentiros@s de labios sellados, se trata de esas personas que omiten escudándose en: "Es por su bien". Sí, por su bien, claro... JA-JA y JÁ. A ver, no voy a negar que no existan las mentiras piadosas, y tampoco negaré que hasta en ciertos momentos sean incluso útiles -por ejemplo, recetar un placebo-, entonces en esta misma línea podemos comprender que existan omisiones piadosas también. Pero no me refiero a esas (y lo sabéis), yo me refiero a esas en las que alguien dijo/hizo/hace o piensa algo con el poder suficiente de minar la confianza entre dos personas, o cuanto menos, dar cavidad a un futuro conflicto.
Muchas personas que omiten es porque evitan a toda costa llegar a ese conflicto que los aterra. Pero en algún momento quizá deberían replantearse qué es preferible: armarse de valor, afrontar los hechos y dar la cara, o dejar que siga existiendo la posibilidad -por remota que sea- de que la otra persona pueda llegar a descubrir el pastel el día menos inesperado... Y es que hay verdades, que una vez destapadas, pueden llegar a encajarse como una puñalada directamente en la espalda, o en el peor de los casos, directamente al corazón. Cierto es que existen verdades ocultas que cuando se desvelan parecen provenir de la mismísima caja de Pandora, y hay otras, que bueno, aunque a voz de pronto no estallen en algo tan dramático... siempre pueden dar lugar a sentimientos confusos y de decepción.