Para el proyecto me piden que sea crítica, que sintetice, que sea selectiva. ¿Qué es lo más conveniente? ¿Qué destacar? ¿A qué darle mayor peso? ¿Qué tiene más relevancia? Aprender a ser crítica... Aprender a ser selectiva... Como en la vida misma, y no es tarea fácil.
Es algo que he ido -y de hecho:
estoy- aprendiendo más que nunca este año (...) Retén lo válido a tu lado, apártate de lo que menos te conviene -
Nota mental: mantra-. Pero claro, a veces este tipo de decisiones se vuelven duras, supongo que entenderéis que no estoy hablando de algo tan banal como debatirse entre usar o no una laca -Ojalá fuera tan simple-. Voz en off:
¿Qué me conviene? Es verdaderamente complejo porque en esencia las cosas nunca nos vienen dadas en tonalidades blancas o negras. Pero el caso es que al final, cuando sientes que algo te rasca un poco y que, desafortunadamente, te vuelve a rascar -
aclaración: a pesar de haber metido diversos parches-, las fibras ya sensibilizadas por
segundas acaban naturalmente resentidas, y ya ni hablemos sobre cómo pueden acabar si se deja la puerta abierta a un posible tercer 'rascadito': las fibras sangran. Entonces no queda otra, hay que poner en práctica el inequívoco balance:
¿Me suma? ¿O me resta?
Ser crítica, ser selectiva. Una caca, pero en principio en esta vida nuestra no queda más remedio.