A veces pienso que mis circunstancias no me acompañan, otras que simplemente soy una persona de naturaleza caprichosa y otras en las que creo ser realmente consciente de que no es capricho sino ambición. O eso me gusta pensar.
El tiempo, como variable dependiente, es la responsable en gran medida de todas nuestras desgracias y dichas. Él nos consume y no espera, es puntual, sin excepción conocida. Pero lo bonito se habrá evaporizado mañana, siendo viejo y vulnerable después. Todo esto es algo sabido y resabido por todos, se trata de una evidencia tangible. Pero no nos olvidemos de que lo que se aprendió o comprendió por el camino también tiende a ser degenerado; hoy sé, mañana creo, tergiverso y por consiguiente distorsiono para –posiblemente- terminar interiorizando un extracto de mi propia cosecha, qué maravilla. Claro que lo sistematizado se archiva, se tira la llave y con eso muchos se conforman.