1.13.2011

I'm not a believer


Y cuando se me pide que tenga confianza, fe y esperanzas sobre aquello que desconozco, algo que supuestamente está ahí, pero que yo nunca he tenido el gusto de ver, escuchar o palpar... Pues sencillamente me veo con el derecho de la duda. Creo que a todos nos incomoda la oscuridad. Imaginad la incertidumbre que se experimenta cuando en casa saltan los plomos y de golpe nos quedamos en tinieblas. El caso es que a pesar de conocer nuestro hogar a la perfección, como por ejemplo la situación de los muebles y demás bártulos caseros, nos vemos en la necesidad vital de ir en busca del interruptor más próximo. Partiendo de esto, supongo que nuestro mayor temor reside siempre en la remota posibilidad de encontrar un objeto punzante arrojado en el suelo capaz de magullar nuestro pie descalzo, o simplemente, chocarnos contra algún muro que siempre estuvo ahí pero que ahora nos ha dado estrepitosamente de bruces en pleno camino.


Y si en ese momento determinado una voz en off nos dijese: "Relájate, yo te guío" Pues yo no sé vosotros, pero mi instinto de supervivencia me diría algo así como: "Querida mía, no te voy a engañar, estás en una situación relativamente peliaguda y has de fiarte... No obstante, te voy a poner en un estado de alerta constante hasta que no hayas alcanzado el interruptor. Compréndeme, llevo cuidando de ti toda una vida, y modestia aparte, la verdad es que nunca te he fallado". Pero ahora imaginad que os habéis tirado años sin haber encontrado el interruptor, y que de vez en cuando, siguen reapareciendo los mismos miedos.... Es un poquito desquiciante.

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