6.10.2015

Paternalismos a mí no, gracias #yatengopelos

La verdad es que llevo escribiendo y borrando muchas entradas, lo que escribo no acaba de convencerme y acabo optando por ahorrarle al mundo mis insustancialidades (sí, me gusta inventarme las palabras). Vamos, que le doy a cerrar y adiós muy buenas, pero esta vez voy a intentar hacer latente mi nueva queja. Así que allá voy con mi dramaqueenismo (traducción: memitis aguda) del momento (e inserte aquí el sonido del redoble de tambor):

Odio los consejos que no he pedido.

Hala, ya está. Pues sí, los odio, de hecho, todo el mundo los odia ¿verdad? Así que ya sabéis a qué tipo de consejos me refiero: a esos que ni te importan o que ni si quiera -y aún haciendo un acto de apertura mental extraordinario- van a servirte si los sigues and you know it (repito y traduzco: y lo sabes). ¿Por qué? Pues porque ya eres un adulto. Un adulto con pelos desde hace años, y los años te convierten en un ser capaz de razonar (o eso aprendí en la facultad de psicología, que el lóbulo-prefrontal pasados los 21 años madurar, madura, palabrita). O en otras palabras, que de forma natural te llevan a ser capaz de tomar tus propias decisiones y además con cierto criterio y lógica.

Pero el hecho es que siempre tendrás al lado en algún momento de tu vida a alguien con complejo de padre/madre frustrado, de aleccionador/a empedernido/a o de consejos-vendo-que-para-mí-no-tengo dispuesto/a a porculearte darte la monserga ante todo por tu bien. Porque esa es una de sus grandes frases célebres, 'A ver, entiéndeme.. si yo te lo digo/comentaba por tu bien' (es de las más reconocibles, ¡así que cuidado!). Aunque también tenéis la de... 'Pues no es por fastidiarte, ni nada, pero creo que deberías...' Ainssss, los condicionales, ¡todo un clásico! 


El caso es que tú (si consigues controlarte) asientes tal que: Ajam, ajam.
Pero... por tu cabeza...


Es que joder, da mucha pereza.

Supongo que lo entenderéis bien porque, ¿quién no ha sufrido en sus propias carnes alguna vez paternalismos gratuitos? ¿Por qué esa necesidad imperiosa en algunos? (Bueno, algunas ideas se me ocurren, pero ese debate lo dejamos para otro día, o para los comentarios, como ustedes gusten). ¿Qué edad se supone que hay que cumplir para que nadie venga ya a chochearte?

4 comentarios:

Noelia Cano dijo...

Jajajaa Pues sí, hija, cómo no. He vivido esos "chocheos", como tu dices. Lo de las "necesidades" lo explica muy bien Fidel Delgado cuando dice que la boca es también un esfínter y algunos adultos no aprendieron a controlarlo igual que aprendieron a controlar los otros con la retirada del pañal ;)
Un besazo!

Aydita dijo...

Yo también odio consejos que no he pedido jaja!
Besos

Si es lo que parece dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo. Si pido un consejo puede que no me guste...pero ya si me lo dan sin pedirlo seguramente me resultará inutil, desagradable y molesto! ;)

Saludos

Lola Rz dijo...

Jajajajajaja me parto con tus posts. Deberías darle más a publicar y menos a cerrar.
Pues yo odio cuando me dicen: ay, te han salido montón de granos. Y yo: Sí? Gracias por decírmelo, que no tengo espejo en casa. Aaaaarg.
Dejo mi odio a parte y te mando un besito.
Muak.

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