5.05.2009

Segunda Parte

Una vez pisamos la calle, me lancé sobre él sin darle tiempo a decir nada. Le besé intensamente juntando mi cuerpo al suyo. Me contoneé, quería excitarlo, estaba motivada y sentí como él me apretaba con fuerza. Fue asqueroso, pero tenía que hacerle creer que una mujer como yo me había fijado en un despojo humano como él. De súbito, se despegó de mí y vi como sacaba un preservativo que llevaba en uno de los bolsillos de su chupa desgastada. Entonces le detuve.

–No aquí, ven a mi apartamento, está a tan solo dos calles –le susurré al oído, imitando una voz de teleoperadora de línea erótica. Actuar no se me daba nada mal.

–Está bien –resopló. Después me echó un vistazo de pies a cabeza. –¡Tía, qué buena estás!–. No volvió a decir nada hasta que llegamos a mi supuesto apartamento. Se lo agradecí en el alma.


Continuará.

2 comentarios:

Emil "El Castañas" dijo...

Me contoneé

El extraño quedó muy confuso, tan confuso quedó que se golpeó a sí mismo

FdAvidX dijo...

Sadica.